Muy cómodo hablar de no crecer en las condiciones que vive un académico europeo, pero vaya a decírselo a los centenares de millones de pobres acá.

Ricardo Chica

La idea de decrecimiento ni es novedosa ni es relevante para una discusión de política sectorial en un país en desarrollo. No es cierto, como dice Cambio, que por mencionarla Ocde le este haciendo un giño a la ministra Vélez. Que el tema sea importantísimo como discusión académica/global sobre los límites y catástrofes del capitalismo es diferente a que sea pertinente en una discusión de política sectorial especifica en LA.

Traerlo a colación en un foro sobre ésta, en un país exportador de materias prima que sufre de pobreza/marginalidad/informalidad masivas, es confundir este foro con, digamos, un seminario internacional o un foro de las NU.

Lo único que permite superar esas pobreza/marginalidad es el crecimiento; este no es suficiente, pero es necesario; aunque necesita ser regulado para que sea inclusivo (sea desarrollo); y para que no tienda a desbastar depredadoramente recursos naturales como lo está haciendo, dada la voracidad consumista característica del capitalismo avanzado (ejemplificada por el americano). Pero cambiar y moderar este patrón inherente al capitalismo es un problema de coordinación y regulatorio que está sobrepasando las instituciones existentes; lo que está desembocado en la catástrofe ambiental y climática a cuyo freno poco puede contribuir un planteamiento académico aislado en un país en desarrollo, precisamente por ser un problema de coordinación global que requiere de una institucionalidad global.

Si bien sea un planteamiento importantísimo (implícito a la preocupación por disminuir las emisiones de carbono) más cuando la miopía del mercado descuenta severamente el futuro y cuando esta miopía y la falla de coordinación más catastrófica de la historia están determinado que pasaremos rápidamente del 1,5 gc, el tipping point para el desencadenamiento de procesos desbastadores. Más ahora con la regresión al carbón por las sanciones a Rusia.

El tema del decrecimiento no tiene nada de novedoso, es una etiqueta efectista de filósofos europeos para un problema tan viejo como la economía política (Malthus): los límites del crecimiento. La economía se concentró a partir de A Smith en otro problema: las fuentes del crecimiento. Con excepciones como la teoría marxista de las crisis y el imperialismo el problema de los limites tuvo que esperar al pesimismo entrópico de Georgescu Roeguen (escasez de los recursos naturales) y al Club de Roma (los límites del crecimiento) al que siguió el modelo de MIT; y ahora la economía ambiental. De manera que en realidad el decrecimiento no pasa de ser un revisitar el (denominado por sus críticos) alarmismo ambiental del club de Roma.

Es una moda de filósofos europeos cuyo eurocentrismo se revela en su incapacidad de entender de que sin crecimiento no hay superación de la pobreza que aqueja al sur global (700 millones 100 en LA). Muy cómodo hablar de no crecer en las condiciones que vive un académico europeo, pero vaya a decírselo a los centenares de millones de pobres acá que tienen que acostar a sus chiquitos con hambre.

Ricardo Chica
Investigador Desarrollo Economico