Diego Otero Prada

Se dice que la pandemia se aceleró por las medidas para reactivar la economía. Estas conclusiones son dudosas en mi opinión.

El problema se da por mirar las cifras globalmente y no ver lo que está pasando por regiones. Es el problema de los epidemiólogos que hacen proyecciones globales, suponiendo homogeneidad regional, iguales características de los ciudadanos, no tener en cuenta cambios en actitudes, como conciencia de un mayor cuidado personal.

  Otro aspecto que se desconoce es el de cualquier epidemia, como los inventos, sigue una curva de campana o de Gauss. Esto significa que al principio la penetración es lenta y llega un punto en que comienza la aceleración, hágase lo que se haga, para arribar a un pico y comenzar el descenso, en este caso del Covid-19, de los casos nuevos y las muertes. Si no se entiende esto, se sacan conclusiones equivocadas. Es necesario el aceleramiento para que se llegue al pico. Esta es una ley general.

    Y esto es lo que está pasando en Colombia, pero con unas grandes diferencias que paso a explicar.

   En primer lugar, la epidemia se concentra en seis regiones de los 32 departamentos que tiene el país, en más de un 80,0%. Así que no es un fenómeno generalizado. De ahí el peligro de sacar conclusiones viendo el agregado, es decir, ver el bosque, pero no lo que hay dentro.

   En segundo lugar, y muy importante, los casos nuevos del virus se han concentrado en el mes de junio y julio en Bogotá, Atlántico y Bolívar con más de 2000 casos nuevos por día, que cambia todo lo que se venía dando de menos de 1500 casos nuevos por día. Si se eliminan Atlántico y Bolívar de las cuentas nacionales se tiene otra perspectiva. Es decir, no se puede concluir que el aumento es por entrar a una política de menos encierro que es lo que quieren los autoritarios.

 En Bogotá, después del 18 de junio el 18 y 19 de junio se han elevado las cifras de nuevos casos a más de 1000, cuando antes no subía de 600.  Habrá que esperar que ocurrirá en los siguientes días, ya que la capital se caracteriza por una variabilidad muy fuerte en los datos.

 Igualmente ha habido aumentos en Chocó y Nariño, todavía, por condiciones especiales de estas zonas, concentradas en Quibdó, Tumaco e Ipiales.

   Similarmente, el Valle del Cauca ha aumentado por encima de 200 casos a partir del 14 de junio. Sorprenden los números de Antioquia, con cifras por encima de 100 desde el 13 de junio.

  Últimamente, en Sucre se han presentado más de 100 casos diarios y en Córdoba y Santander se han incrementado los casos.

    La participación en el incremento de los nuevos infectados se da entre Bogotá, Valle, Atlántico y Bolívar, con más del 75%. Es decir, se tiene un fenómeno de expansión muy focalizado, que no tiene que ver necesaria y solamente con que se relajaron las restricciones. Además, es echarles la culpa a los ciudadanos, cuando hoy hay mucha conciencia del cuidado personal, y una economía no puede estar encerrada tanto tiempo como en Colombia.

   Todo esto significa que es impropio hablar de un pico global. Hay que analizar departamento por departamento, porque la situación es muy diferente en ellos. Ya para algunos departamentos se está en la fase de reducción de los casos nuevos, quebraron la pandemia, por ejemplo, Meta, Amazonas, Quindío, Caldas, Boyacá.

   Todos los países europeos comenzaron el aislamiento en marzo como en Colombia y ya a mediados de mayo se abrieron, o sea, después de dos meses de restricciones de tipo muy diversas, nunca tan estrictas como las de Colombia. Y en países asiáticos, no hubo tantas limitaciones.

  Colombia tiene unas características especiales. Hay pobreza, zonas muy densas de población, con familias de diez personas en dos cuartos, barrios sin acueductos, alta informalidad, pobreza y ninguna ayuda de los gobiernos. Y la pobreza y la falta de educación dan lugar a lo que llaman indisciplina social.

   Los casos de Atlántico y Bolívar se concentran en Barranquilla, Cartagena., Soledad, Puerto Colombia, Malambo, en zonas y barrios de extrema pobreza, sin ningún cuidado, algunos barrios sin acueducto. Entonces, cómo se espera que se cuiden. Gente que no tiene plata para adquirir mascarillas, jabón, gel, alcohol y que no tiene agua. Cómo quieren que se cuiden, por favor. Es muy fácil decir que expansión en esas zonas es por indisciplina social, pero cómo se les exige sino tienen. nada, excepto la vida para perderla. Gente de extrema pobreza, baja educación, y falta de conciencia.

   Hoy la experiencia nos muestra que lo importante es el cuidado personal, los testeos, el seguimiento a los que adquieran el virus y focalizarse donde hay o pueden darse problemas, como en las cárceles, plazas de mercado, ancianatos, comunidades indígenas y zonas o barrios con brotes, ayudar la gente, pero en ninguna forma bloquear ciudades enteras o zonas extensas.

  De 1104 municipios del país, según información del Ministerio de Salud del 18 de junio, en 537 no se había presentado un solo caso de Covid-19. ¿Por qué encerrarlos? Que me lo expliquen, que me den las razones científicas. Además, de los 567 municipios con infectados, 387 tenían o tuvieron menos 10 o menos casos, la mayoría ya recuperados. ¿No es esto provocar recesión sin sentido? Pero hoy, 7 de julio, el panorama es casi igual. Es peligroso hablar en general, sin discriminar, como si el país fuera solamente Bogotá.

    Pienso que algunos grupos y personas de izquierda están equivocados en pedir más aislamientos restrictivos Esto ya no resuelve la epidemia, pero facilita que el poder siga gobernando con decretos e impedir la protesta ciudadana, el poder sabe que cuando la gente pueda salir y reunirse esto estallará. Y cuando hablo del poder no es solo del poder estatal, regional y local, sino del poder de las clases dominantes. No podemos ser idiotas útiles del poder, esa bestia maravillosa según Foucault, pero inteligente. No hay que subestimar al poder, es racional, él sabe lo que quiere.

  El capitalismo no se va a acabar porque continuemos encerrados, pero la gente está sufriendo y sufrirá más. Es muy fácil ser un docente con sueldo garantizado, por lo menos para los del sector público, y parte de las universidades privadas, pero para un docente de las escuelas privadas, el 50,0% o más están sin sueldo. Es muy fácil hablar con el estómago lleno y pontificar y acusar al capitalismo, que, porque solamente busca ganancias. Por supuesto, el capitalismo sin ganancias no puede operar, esto es una tautología. Pero parar la producción no conduce a nada, ni en Cuba, Vietnam, China, Cambodia. Es la barbarie.

   El capitalismo hay que combatirlo con partidos políticos fuertes y firmes en su anticapitalismo, en la calle, movilizándose como lo han demostrado las revoluciones que ha habido en el mundo. La revoluciones inglesa, estadunidense, china, rusa, mejicana, francesa, y similares. Es en la calle como se derrotan los regímenes autoritarios, fascistas y neoliberales. No es quedándose encerrados y lamentándose de que el capitalismo quiere seguir acumulando. Por supuesto, pero la solución no es la barbarie, ni la pobreza, ni las muertes por hambre y enfermedades.

   Muy distinto es Colombia de Europa donde todavía hay un sistema de bienestar. Allá no protestaron los ciudadanos en los dos meses de aislamiento, con diferencias en los estilos según países. No hubo protestas, la gente aceptó las limitaciones por un período corto, pero porque tenían asegurado sus ingresos por el seguro de desempleo y muchas ayudas que han dado los gobiernos.

  En Colombia es diferente. El 70% de la gente perdió sus recursos. Los vendedores informales, los pequeños comercios no pueden seguir cerrados porque nadie les ayuda. Para ellos la vida es salir y vender. Lo contrario es el hambre. Y hambre mata, no solo el coronavirus. Y el hambre lleva a depresión, a enfermedades mentales y a violencia.

    Por eso, me chocan todos esos profesores, que ganan sueldos de seis millones para arriba pontificando sobre que hay que continuar encerrados, que aterrorizan con cifras falsas o mal entendidas sobre la pandemia. Todos los días nos anuncian la catástrofe y nunca llega. Todos los días nos dicen que lo peor está por llegar y no llega. Hablan de que no hay UCI suficientes y todavía no se ha llegado al límite, después de cuatro meses, a pesar de que no se han incrementado sino en una proporción pequeña. Me pregunto si es correcto lo que se hace en Bogotá, en que se suman las UCI ocupadas con enfermos ciertos de Covis-19 con enfermos probables, y así da ocupaciones de 75% para el 6 de julio, cuando al quitar estos últimos supuestos enfermos de Covid-19, las cifras están por debajo de 50%. Por otra parte, el problema es la mala distribución de las UCI por regiones.

   Pero, hay una pregunta: después de seis meses en que comenzó la pandemia en el mundo, todavía tenemos dificultades en Colombia, con respiradores, pruebas cuyos resultados se demoran más de diez días, testeos insuficientes, malas condiciones para el personal de la salud, hospitales inadecuados, corrupción, politiquería. Hay una falta de criterio nacional en que cada alcalde hace lo que quiera, decreta medidas absurdas, antitécnicas, no hay control democrático, cada alcalde es un pequeño reyecito, los políticos callados, la clase media destrozada, ayudas de limosna para los llamados vulnerables, pero eso, sí, todo para los bancos y las grandes corporaciones.

   No estoy diciendo que hay que bajar la guardia, sino que estoy contra las exageraciones y las visiones apocalípticas que han fallado. Ya lo dije, hay que salir con mascarilla, lavarse las manos, tener aseo y salud, atender distancias y evitar aglomeraciones. Y que hoy, después de tres meses y medio de confinamiento no podemos estar encerrados indefinidamente ya que la economía es también importante.

     Podría explanarme en la cantidad de medidas ridículas que se han venido implementan. Por ejemplo, que solamente se puede salir tres veces la semana por unas cuantas horas para los adultos. Cómo se controla esto en una ciudad como Bogotá. Muchas medidas se basan en la teoría de que entre menos salga la gente mejor, porque no hay aglomeraciones. Si esto es así, tendremos que estar toda la vida encerrados, porque el virus no va a desaparecer totalmente sino dentro de muchos meses, mientras no aparezcan antivirales o la vacuna, o se dé la inmunidad del rebaño. Entonces, habrá que convivir con el virus y controlarlo con disciplina social y medidas de prevención y control de los focos que aparezcan.

   El poder le tiene miedo la gente, a que se reúna, a que comente, a que salga a la calle, a que proteste. No le hagamos el juego con la excusa del coronavirus. Ni seamos idiotas útiles con un supuesto ataque al capitalismo que debemos impedir que opere.

  Se que esto no les va a gustar a muchos, pero hago uso de la parresia, analizada por Foucault, que significa decirlo todo, sin temor a lo que digan y a las consecuencias, a que me ataquen, porque voy contra el consenso, contra el rebañismo.  Sé, por supuesto, que, en un país como Colombia, enemiga del diálogo, violenta, disentir puede conducir a la muerte, y más si se critica al poder. Pero hay que asumir las consecuencias.