Se tiene la intención desde estas líneas de proponer un método estandarizado para la medición de la tasa de ganancia (g) compatible con la medición de la tasa de explotación (pv) que se hace en la tesis doctoral de Farina (2017)[1].  Al igual que en la mencionada medición, se usarán estadísticas provenientes de las cuentas nacionales estandarizadas en términos internacionales.

Para calcular pv se partió de la distribución funcional del ingreso, haciendo un cociente entre sus componentes con algunas correcciones tanto en el numerador como en el denominador para así llegar a un proxi de la tasa de explotación (o plusvalía).

El aporte de la tasa de ganancia al análisis de la crisis capitalista es ignorado, obviamente, por la ortodoxia, pero también criticado y evitado por postkeynesianos y hasta por marxistas: “La ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia de Marx ha sido muy criticada o ignorada como una explicación irrelevante de las crisis en el capitalismo, tanto teórica como empíricamente. Las críticas no proceden de la corriente principal de la teoría economica, que suele ignorar por completo el papel de los beneficios en las crisis. Proceden en parte de los economistas postkeynesianos que consideran la «demanda agregada» como el motor de las economías capitalistas, no el beneficio. Pero los mayores escépticos están en las filas de los economistas marxistas.” (Roberts 23/01/2022)

El debate

El desarrollo del Marxismo Cuantitativo dejó de hacer necesaria la reivindicación de la cuantificación para el análisis marxista de la sociedad capitalista.

El Marxismo Cuantitativo dentro del marxismo si bien no constituye una rama del Marxismo conforma un marco teórico para el análisis desde diferentes disciplinas de la sociedad capitalista.

Para analizar la sociedad capitalista, su estructura, su configuración y su dinámica, se requiere la operacionalización de los conceptos centrales de la teoría laboral del valor. Y para ello, la cuantificación de los fenómenos es un recurso metodológico válido e indispensable que compromete la propia estructura de los datos. Las dimensiones empíricas de los conceptos serán resultado de la deconstrucción de las estadísticas convencionales. Para implementarlo debemos proceder a la identificación de los componentes estructurales del objeto de estudio, la evaluación crítica de sus implicancias conceptuales y sus grados de validez, su transformación, y finalmente, su integración en una matriz de datos que habilite una interpretación de la evidencia empírica. (Farina-Brito Sabatini 2017: 2 y Farina 2017: 12)

Desde ciertas posiciones marxistas se rechaza la cuantificación de los fenómenos económicos y sociales. Esto va a contrapelo de la estructura teórica de la obra de Marx, que no solo tiene una raíz materialista y empírica, sino que además es precursora de varios progresos de matemática aplicada en el siglo XIX. Allí tenemos los esquemas de reproducción y el análisis de los  problemas de inestabilidad dinámica.

«La relevancia de esta obra debe ser evaluada en por lo menos tres frentes: en primer lugar, dentro del contexto histórico-matemático, como una contribución al debate que se libró en el campo de las matemáticas en torno a los conceptos fundamentales del cálculo diferencial a lo largo de los siglos XVII, XVIII y XIX, y en el que Marx confrontó directamente las ideas de algunos de los actores principales en ese campo, como Isaac Newton, Gottfried Wilhelm Leibnitz, Leonhard Euler o Joseph Louis Lagrange; en segundo lugar, como un esfuerzo para comprender y reinterpretar el método del cálculo diferencial en términos de la concepción dialéctica de las ciencias, de la historia y del universo entero, propósito que recorre como hilo conductor toda la obra del autor; y en tercer lugar, como una muestra del extraordinario rigor con que Marx encaraba las tareas de investigación y producción de conocimientos, y como un recordatorio de su estricto método de trabajo científico, sin el cual toda su obra hubiera quedado reducida a mera especulación filosófica. En cada uno de estos frentes, Marx tenía aportes independientes, originales y, para su momento, novedosos, que pasaron inadvertidos para todos salvo para sus más inmediatos amigos y colaboradores. […] Se desprecia el tratamiento matemático riguroso de los datos fácticos como un mero tecnicismo que supuestamente deja de lado el aspecto «político» de la economía política; se exige que la investigación parta en cambio de los llamados «principios», entiéndase de las formulaciones generales (las cuales, según el decir de Marx, deben ser el final del proceso investigativo y no su «principio»); y hasta se llega a rechazar y condenar como «anti–marxista» a quien pretenda hacer precisamente lo que el propio Marx indicaba como correcto: «comenzar con lo real y concreto». Estos procedimientos viciados llevan inevitablemente a que se plantee una confrontación entre, por un lado, las formulaciones, las consignas, los discursos, y, por el otro, los hechos reales, los cuales, como se ha afirmado más de una vez, son tercos y obstinados, y se niegan en consecuencia a acatar la «línea de partido». Huelga decir que, en este choque, no son los hechos los que salen perjudicados, pues ellos tienen y tendrán siempre existencia objetiva y concreta independientemente de que se los tome o no en cuenta. Son los discursos, las consignas y quienes las emiten, los que, tarde o temprano, resultan empobrecidos, desprestigiados e invalidados. Y es en última instancia el marxismo, en nombre del cual se hacen tales discursos y consignas, la víctima postrera y principal». (Arribas García 2018: v Presentación y xxxvi Prólogo a “Manuscritos matemáticos” de Marx)

Persiguiendo la variable marxista óptima ideada en el siglo XIX perdemos la posibilidad del análisis empírico desde los datos originados en el siglo XX y XXI por medio de variables proxis que evolucionan sin duda igual que las variables perseguidas. Debemos evitar reducir la obra de Marx a mera especulación filosófica.

«He estado discutiendo con Moore acerca de un problema con el que me he venido devanando el seso por algún tiempo. Sin embargo, él piensa que no tiene solución, al menos pro tempore [por ahora] debido a los muchos factores y datos involucrados, la mayor parte de los cuales todavía no han sido descubiertos. La cosa es como sigue: tú conoces esas gráficas en que las variaciones de los precios, descuentos, etc., etc., en el curso de un año etc., son representadas por líneas zigzagueantes que muestran sus incrementos y decrementos. He intentado en repetidas ocasiones, para el estudio de las crisis económicas, analizar estas «alzas y bajas» calculándolas como curvas irregulares, y pensé (y continúo pensando que esto es posible si el material fuera suficientemente estudiado), que podría determinar matemáticamente las leyes principales de las crisis. Como dije, Moore piensa que esto no se puede hacer en la actualidad, y he decidido abandonarlo por ahora». (Marx 2018: cxxviii, Carta a Engels, Manchester, 31 de Mayo de 1873 – incluida en “Manuscritos matemáticos”- )

Al interior de la economía marxista y particularmente del marxismo cuantitativo, existen debates sobre la pertinencia de usar los datos existentes para batallar en términos cuantitativos con la perspectiva dominante del mainstream económico.

«Dentro de este avivamiento había un grupo que se proclamó anti-cuantitativo con gran vigor, en términos tanto de la materia como de la metodología. Esto dio lugar a una tendencia a que los economistas marxistas desarrollaran una actitud que mirase hacia dentro, haciendo caso omiso de la evolución de la ortodoxia, aunque hubo algunas críticas teóricas influyentes a la economía ortodoxa y análisis empíricos sobre los fracasos en el boom de la posguerra (…). Las herramientas y los datos de análisis ortodoxo se consideraron carentes de valor o interés, ya que muchos marxistas argumentaron que tratar de capturar la dinámica de la acumulación de capital con análisis estadísticos y los datos disponibles era inútil (…). Creemos que tales ideas anti-cuantitativas están fuera de lugar y de hecho han sido perjudiciales para el desarrollo de la economía marxista, limitando su contribución al debate sobre la política y la izquierda en general. La oferta creciente de técnicas de investigación empírica debe ser vista como una oportunidad, más que como algo a ignorar. Pueden ser utilizadas para atacar a la ortodoxia de una manera positiva en la presentación de alternativas, influenciando a los estudiantes y académicos que solo conocen a la ortodoxia pero que están descontentos con sus fracasos para explicar más fenómenos económicos». (Dunne, 1991a: 2-3)

Las dificultades para cuantificar desde el marxismo no son mayores que las de cualquier otra teoría. En cualquier investigación se desarrolla una transducción entre la empírea y la teoría que involucra ajustar los conceptos con las realidades.  La utilización de herramientas cuantitativas subsana el retraso doctrinario que acarreo la demora en la publicación de los escritos matemáticos, tarea que dejó inconclusa Engels a la hora de su muerte. Buscamos así que los datos validen la doctrina y no a la inversa imponer la doctrina a la realidad como si del Lecho de Procusto se tratara.

De esta forma el análisis de la sociedad como clasista es consecuencia o conclusión y no un axioma o postulado a priori sobre el que se basa la investigación marxista.

La tasa de ganancia y su relación con la composición orgánica del capital y la tasa de explotación

Los capitalistas motivados por la competencia y en busca de ganancias extraordinarias (aunque más no sean momentáneas) invierten en maquinismo provocando, a la larga, la caída del valor de la mercancía que ellos mismos producen.

«La necesidad que cada capital tiene de vender a un menor precio que sus competidores, y abarcar una mayor cuota de mercado, implica un creciente gasto en capital constante fijo -maquinaria e infraestructura-que permita aumentar la productividad y reducir el valor individual de las mercancías, incluido el de la fuerza de trabajo. El crecimiento relativo del capital constante se da en detrimento del capital variable, destinado a la reproducción de la fuerza de trabajo, siendo esta última la única fuente de la ganancia. El capital encuentra así su propio límite interno». (Maito 2014b: 252)

El maquinismo impacta en el capital constante (Kc) aumentándolo. Este movimiento no tiene límites: la tecnología mejora permanentemente y una vez alcanzado el tope tecnológico disponible, se pueden adquirir más máquinas.

El aumento del capital constante impacta en la composición orgánica del capital[2] (COK). La composición orgánica del capital establece la participación proporcional del capital constante en el capital total invertido (Kt). El capital constante, es resultado de un trabajo pretérito solidificado en el valor de las maquinarias (o estructuras durables) y materias primas (o insumos) que se utilizan en el proceso de producción, para dar origen a una nueva mercancía.

Veamos en consecuencia las relaciones,

partimos de la tasa de ganancia:

   (1)

Multiplicando el numerador y el denominador por el capital variable (Kv). Se suma y resta el mismo término PV.Kc en el numerador

Se saca PV de factor común. Manteniendo el mismo denominador, se separa en términos. En el primer término, se cancela Kc+Kv y en el segundo término, separamos la multiplicación.

se saca el factor común PV/Kv. Reemplazamos PV/Kv y   [Kc/( Kc+Kv)] por sus equivalentes pv y COK respectivamente.

(2)

La tasa de ganancia cae en forma “tendencial” (o sea, no es permanente pero finalmente se impone), ya que accionan las causas contrarrestantes descriptas por Marx (1963: 233-262):

i) Elevación del grado de explotación del trabajo. Aumenta la apropiación de plustrabajo por un aumento de plusvalía tanto en términos absolutos como en términos relativos.

ii) Reducción del salario por debajo del valor de la fuerza de trabajo.

iii) Abaratamiento del capital constante.

iv) Sobrepoblación relativa. Pasando al caso “ii”.

v) El comercio exterior. Por un lado abaratando el precio del capital constante, lo que permite pasar de este modo al caso “iii” y/o abaratar los bienes salario, pasando así al caso “ii”, pero esta vez sin deteriorar las condiciones de vida de la población.

vi) El aumento del capital accionario. Buscando así contrarrestar la caída de las ganancias operativas por ganancias especulativas por tenencia de activos.

Tenemos seis causas contrarrestantes limitadas de un lado y un maquinismo ilimitado por el otro. Es esta disparidad es la que finalmente termina abatiendo la tasa de ganancia.

Metodología propuesta

Desde las cuentas nacionales, tomando en principio la distribución del ingreso funcional, la teoría laboral del valor debe poder reconstruir los datos para dar cuenta junto a otros elementos de la tasa de ganancia como lo hiciera en la mencionada tesis con la tasa de explotación.

«Si bien, en principio, no hay ninguna razón por la cual no podrían obtenerse cuentas nacionales marxistas, los grandes costos y los recursos necesarios para la construcción directa de medidas estadísticas a partir de categorías marxistas para países capitalistas no es una posibilidad práctica. Así, el énfasis de los marxistas que investigan en este campo está puesto más en adaptar los datos ortodoxos que representen categorías marxistas (…). Aunque lo ideal sería contar con los recursos para recopilar y procesar los datos relacionados con las categorías marxistas directamente, esto no es posible. Lo mejor que se puede hacer es tratar de trabajar con los datos disponibles, procurando obtener medidas consistentes». (Dunne 1991a: 8, 19).

Tomamos la ecuación (3) de la tasa de ganancia con el capital total descompuesto primero entre capital variable y capital constante. A su vez este último entre su parte fija (Kcf) y su parte circulante (Kcc).

(3)

Algunas de las diferentes componentes de esa ecuación ya fueron resueltas en el cálculo de la tasa de plusvalía de Farina (2017 y 2019). La masa de ganancia se considera equivalente a la masa de plusvalía o sea al trabajo no retribuido. Si G = PV = 1 – Yw – Ycp – D  , tal la variable proxi calculada en Farina (2019), o sea, tomamos el total de la economía menos la retribución a los asalariados menos las rentas mixtas y también descontadas las depreciaciones como el total del trabajo no retribuido. Con estos lineamientos se persigue encontrar a “ĝ” variable proxi de la Tasa de Ganancia “g

Recordemos que usamos todas las variantes como porciones del PBI.   

g=PV/( K_v+ K_cf  + K_cc ) 

(4)

ĝ=(1-Y_w-Y_cp-D)/( K_v+ K_cf  + K_cc )

(5)

Si consideramos al trabajo retribuido Kv = Yw – YAdmPub como la porción de la economía que es retribuida a los trabajadores descontada la retribución de los trabajadores de la administración pública[3].

ĝ=(1-Y_w-Y_cp-D)/( Y_w-Y_AdmPub+ K_cf  + K_cc )

(6)

Sólo nos queda considerar las componentes del capital constante.

Si por un lado para el Kcf, tal como lo toma Maito (2013b), tomamos el stock neto de capital reproductivo (SKn) el problema es como arribar a ese stock de capital[4] que adicionalmente requiere del perfil etario de los precios (INDEC 2003: 17) lo que dificulta su estandarización mundial. En unos párrafos se volverá sobre este tema.

Por otro lado, el Kcc es un aproximado del consumo intermedio (Ci) siempre como proporciones del producto total la fórmula de la tasa de ganancia será la siguiente[5].

ĝ=(1-Y_w-Y_cp-D)/( Y_w-Y_AdmPub+ SK_n  + C_i )

(7)

Volviendo al Kcf establecimos que una posibilidad era el uso del Stock de Capital Neto de Depreciaciones o Stock de Capital Productivo[6] (SKn) y a partir de allí quedaron planteadas las dificultades de obtener este stock de forma estandarizada. La mejor opción fue el uso de los cálculos de Stock de Capital de la FED con sede en St. Louis (esto nos acarrea un problema menor relacionado con la heterogeneidad de las fuentes -los demás datos provienen de Naciones Unidas).

Conclusión

No sólo es posible medir desde el marxismo, aunque se usen estadísticas bajo andamiajes hipotéticos diferentes, sin mayores contratiempos que en cualquier otro marco conceptual, sino que resulta fundamental.

Si queremos hablar con autoridad del derrotero de la sociedad capitalista no resulta de utilidad hablar de leyes capitalistas forjadas durante el siglo XIX sino podemos verificar su validez hasta la actualidad.

La cuantificación dotará de renovado vigor el accionar sobre la conciencia y la realidad. Resultando así los conceptos marxistas como conclusiones y no como axiomas o postulados indiscutibles.

Bibliografía

Arribas García, Fernando (2018). Presentación y Prologo de los “Manuscritos matemáticos” de Karl Marx. Ministerio de Poder Popular para la Educación Universitaria, gobierno Bolivariano de Venezuela, Fundación Gran Mariscal De Ayacucho, Caracas (Venezuela).

Dunne, Paul (ed) (1991). Quantitative Marxism. Polity Press, Cambridge (Reino Unido).

Dunne, Paul (1991a). «An Introduction to Quantitative Marxism» en Dunne, Paul (ed). Quantitative Marxism. Polity Press, Cambridge (Reino Unido).

Farina, Joaquín (2019). La tasa de explotación como medida de desigualdad global (1973-2012): Un aporte desde el Marxismo Cuantitativo. Teseo Press, Buenos Aires (Argentina). Disponible en: https://www.teseopress.com/mqtesis/

Farina, Joaquín (2017). La tasa de explotación como medida de desigualdad global. (1973-2012). Tesis Doctoral, UCLM (Albacete,España)

Farina, Joaquín y Brito Sabatini, Camila (2017). “Ensayo sobre la necesidad de cuantificar para una interpretación marxista más fundamentada del capitalismo.” en XII Jornadas de Sociología – Recorridos de una (in)disciplina, Carrera de Sociología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires mes de Agosto.

INDEC (2003). “Estimación de stock de capital fijo de la República Argentina 1990-2003: Fuentes, métodos y resultados.” en Estudios 39. INDEC – Secretaría de Política Económica – Ministerio de Economía y Producción de la República Argentina.

Maito, Esteban (2013). “La transitoriedad histórica del capital. La tendencia descendente de la tasa de ganancia desde el siglo XIX ” en revista Razón y Revolución N°26.

Maito, Esteban (2014). “Piketty versus Piketty: La tendencia descendente de la tasa de ganancia en el Reino Unido y Alemania desde el siglo XIX confirmada por los datos de Piketty” en Revista de Economía Crítica Nº 18, segundo semestre. Asociación Cultural Economía Crítica, Madrid (España).

Mandel, Ernest (1969). Tratado de economía marxista, Tomo 1. Ediciones Era, México DF (México).

Mandel, Ernest (1973). Introducción a la teoría económica marxista. Ediciones CEPE, Buenos Aires (Argentina).

Marx, Karl (1963) [1894]. El capital: crítica a la economía política Tomo III. Editorial nacional de Cuba, La Habana (Cuba).

Marx, Karl (2018). Manuscritos matemáticos. Ministerio de Poder Popular para la Educación Universitaria, gobierno Bolivariano de Venezuela, Fundación Gran Mariscal De Ayacucho, Caracas (Venezuela).

Müller, Alberto (1998). Economía descriptiva: Nociones de cuentas nacionales e indicadores socio-económicos. Editorial Catálogos SRL, Buenos Aires (Argentina).

Rieznik, Pablo (2000). Marxismo y sociedad: variaciones sobre un tema. Editorial EUDEBA, Buenos Aires (Argentina).

Roberts, Michael (23/01/2022). “La tasa de ganancia mundial: nuevas evidencias importantes” en Sin Permiso disponible en: https://www.sinpermiso.info/textos/la-tasa-de-ganancia-mundial-nuevas-ev…

Salama, Pierre y Valier, Jacques (1973). Una introducción a la economía política. Editorial Fontamara, Barcelona (España).

Sweezy, Paul (1945). Teoría del desarrollo capitalista. Fondo de Cultura Económica, México DF (México).

Notas:

[1] El libro resultante de esa tesis se puede descargar gratuitamente de: https://t.co/fS9bwqRIE6

[2] En este punto controversial al igual que en Farina (2019: 125-148) se seguirá la definición de Ernest Mandel (1973: 83): “el volumen del capital constante en relación al conjunto del capital” y la de Paul Sweezy (1945: 78): “[…] es una medida de la relación del capital constante con el capital variable […]. Varias proporciones servirán para indicar esta relación, pero la que parece más adecuada es la proporción del capital constante con respecto al capital total” Kc/( Kc + Kv).

Existen definiciones como la de Salama-​Valier (1973: 110) u otra de Mandel (1969: 143), donde basándose en el tomo III de “El Capital” de Marx (1963: 170-​177, 236 y 239) la definen como la relación entre capital constante y capital variable.

La sabida incompletitud y una falta de corrección profunda del tomo III es la fuente de la controversia. “Las propuestas de Sweezy (1945) y Mandel (1973) ofrecen la ventaja de entregarnos una variable que se mueve asintóticamente entre cero y uno (0≤COK˂1) en lugar de una variable que se mueve entre cero e infinito” (Farina 2019: 139).

Por otro lado, no se pierde la relación entre la tasa de ganancia con la tasa de plusvalía y la composición orgánica del capital (Sweezy 1945: 80).

[3] Para profundizar en esta decisión puede verse la discusión sobre trabajo productivo e improductivo en Farina (2019: 77-84).

[4] “[…] el stock de capital es una medición agregada […] por cuanto representa el valor total de un conjunto heterogéneo de valores de uso, en este caso bienes durables de producción.” (Müller 1998: 84)

[5] Siempre atentos a que las componentes del capital constante podrían superar el total de la producción de la economía.

[6] “Stock de Capital Productivo: para obtener este concepto se deben depreciar los bienes que quedaron en el stock bruto (luego de netear los retiros de la acumulación de las series de inversión), de acuerdo a la reducción prevista de su eficiencia con el paso del tiempo suponiendo un uso normal del bien de capital o perfil etario de eficiencia.” (INDEC 2003: 9).

Joaquín Farina 

Dr. en Economía y Empresa UCLM (España), Mg en Economía Internacional y Relaciones Laborales UCLM (España) y Lic. en Economía FCE-UBA (Argentina). Profesor Titular (Adjunto Regular a cargo) de Economía CBC-UBA, Profesor Adjunto de Macroeconomía y Política Económica FCE-UBA y docente regular en la FCS-UBA. Director del Proyecto UBACyT «Economía Política y Marxismo Cuantitativo. Análisis económico-social desde la obtención de variables marxistas. Aspectos de los ciclos y de la inestabilidad de la acumulación capitalista.» Además, es director del CEMC-FCE-UBA (Centro de Estudios de Marxismo Cuantitativo) e Investigador del IIEP-BAIRES (UBA/CONICET). joaquin_farina@hotmail.com . Se agradece las colaboraciones de Alejandro Ramos y los comentarios de Michael Roberts.

Fuente:

www.sinpermiso.info, 28 de septiembre 2022